El Ozono Ótico: Más Allá de la Otitis. Un Caso Clínico y la Hipótesis del Nervio Vago como Puerta a Nuevas Fronteras

El Ozono Ótico: Más Allá de la Otitis. Un Caso Clínico y la Hipótesis del Nervio Vago como Puerta a Nuevas Fronteras

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IPO3 25 Apr 2025

El Ozono Ótico: Más Allá de la Otitis. Un Caso Clínico y la Hipótesis del Nervio Vago como Puerta a Nuevas Fronteras"

Juan Carlos Pérez Olmedo, Tetiana Bartkhokina, Betiana González, Anatoly Yefremenko

Resumen (Abstract)

La ozonoterapia por vía ótica es conocida por su eficacia en el tratamiento de otitis bacterianas y micóticas, con un perfil casi perfecto de efectividad. En hipoacusias y  vértigo también es utilizado con resultados dispares. Sin embargo, observaciones clínicas recientes, como el caso de Rodrigo, un paciente de 44 años con retraso mental severo, sugieren que este método podría tener efectos sistémicos inesperados. Tras la insuflación de ozono-oxígeno en el conducto auditivo externo, Rodrigo mostró mejoras cognitivas y emocionales significativas: mayor concentración, capacidad para formar oraciones, reducción de ansiedad y aprendizaje de habilidades nuevas. Estos cambios, imposibles de explicar solo por los efectos antisépticos locales, nos llevaron a explorar una hipótesis: ¿podría el ozono estar estimulando el nervio vago, dada su cercanía anatómica en el oído? En un estudio piloto con 16 pacientes (12 con otitis y 4 sanos), la insuflación de ozono redujo la presión arterial y la frecuencia cardíaca, sugiriendo activación vagal. Proponemos que el ozono, al interactuar con el nervio vago, podría influir en funciones parasimpáticas, cognitivas y emocionales, abriendo nuevas posibilidades terapéuticas más allá de la esfera ótica. Este artículo combina un caso clínico transformador con evidencia experimental, planteando preguntas sobre los mecanismos de acción del ozono y su potencial en trastornos neurológicos y psiquiátricos.

Las observaciones de la eficacia de este método en otras enfermedades, como lo señalado por el Dr. Pérez Olmedo y la Dra. Betiana Gónzalez en el artículo sobre Rodrigo. Incorporamos la totalidad del artículo por su importancia y peculiar forma de relatar un caso clínico sobre un paciente de 44 años con retraso mental, con una edad mental de 3-4 años y como se abre una esperanza tras la incorporación del ozono por vía ótica. 

El Milagro del Ozono Ótico: Cómo un Gas Despertó a Rodrigo 

Juan Carlos Pérez Olmedo y Betiana Gónzalez

Todo comenzó con una locura, una de esas ideas que solo alguien apasionado por romper moldes se atreve a probar. Ese alguien somos dos, Juan Carlos Pérez Olmedo, un médico que ha hecho del ozono su bandera, siempre buscando nuevas formas de curar, de aliviar, de transformar vidas. Y luego la Dra. Betiana González, hermana de Rodrigo, el protagonista, cómplice en esta aventura, una profesional brillante cuya motivación se disparó al contagiarse del  entusiasmo irrefrenable por la ozonoterapia. Sin quererlo, toda la familia de la Dra. Betiana tropezó con un milagro: el día en que mi hermano Rodrigo, atrapado 44 años en un retraso mental severo, en una edad mental de 3 años, nos miró y dibujó el logo de McDonald’s diciendo: "McDonald’s". Para nosotros, eso no fue un dibujo; fue un Big Bang.

Rodrigo: Una Vida en Silencio

Rodrigo llegó al mundo tras un parto distócico brutal, muy prolongado, con sufrimiento materno, pero sin necesidad de soporte respiratorio. Al principio, todo parecía ir bien: sus hitos motores y desarrollo avanzaban como reloj. Hasta que, al año, las convulsiones lo cambiaron todo. Los estudios fueron un callejón sin salida: ni causas claras, ni un diagnóstico genético profundo (se habló del síndrome X frágil, pero nadie lo investigó). Su mente se detuvo entre los 3 y 4 años. Décadas de fonoaudiólogos, psicólogos y escuelas especializadas apenas lograron que reconociera personas o se ubicara en el espacio. Letras, colores, números: un universo inalcanzable. Su vida era un eco de palabras repetidas, desconexión y una ansiedad que lo llevaba a devorar comida y a depender de risperidona, valproato de sodio y clonazepam en las crisis.

Como médica-pediatra y apasionada de la medicina integrativa, Betiana buscaba incansablemente algo que lo ayudara. Pero nada —nada— había atravesado esa barrera. Hasta que el ozono y el Dr. Pérez Olmedo se cruzó en nuestro camino.

La Chispa de la Serendipia

La ozonoterapia es nuestro terreno, nuestra obsesión. Siempre estamos explorando, probando, imaginando cómo este gas puede abrir puertas que otros tratamientos ni siquiera ven. Aunque el ozono ótico ya lo veníamos utilizando en procesos infecciosos, hipoacuisas neurosensoriales, tinnitus o vértigo, Betiana, siempre inspirada por la pasión que imprimimos a la ozonoterapia, casi como un juego, dijo: "¿Y si le ponemos ozono en el oído a Rodrigo?". No había manuales ni estudios para respaldarlo en un caso así. Solo teníamos una máquina de ozono médico en casa, una corazonada y ganas de arriesgarnos. Así que lo hicimos: 40 µg/mL, 40 cc, directo al conducto auditivo externo, todos los días. Y entonces, el mundo de Rodrigo explotó en colores. Luego aumentamos el volumen a 100 cc. La madre de Betiana fue la gran enfermera. 

Cambios "Atómicos": Un Rodrigo Despierto

A los pocos días, algo pasó. Rodrigo, que no podía concentrarse ni cinco minutos, empezó a mostrar una paz mental que nos dejó pasmados. Sus cuidadores lo vieron más tranquilo; su fonoaudióloga, más conectado. De repente, formaba oraciones —¡oraciones! — cuando antes solo repetía palabras sueltas. Relataba hechos, colaboraba en casa y pedía tareas: sacar la basura, darle agua a la mascota, incluso ayudarme en la consulta preparando sueros con una bata de médico que se ponía con una sonrisa de orgullo.

Los que lo conocían flipaban. "Es otro Rodrigo", decían. Dibujó el logo de McDonald’s y lo nombró. Aprendió colores, algo imposible en 44 años. Ató los cordones de unas zapatillas nuevas con una precisión que nos hizo llorar. Su ansiedad, esa voracidad que lo dominaba, inflamaba y lo iba enfermando, se esfumó; comía con calma, disfrutando. El psiquiatra empezó a bajarle la medicación, menos risperidona, valproato sódico y clonazepam y cuando sumamos ozono endovenoso tras meses de tratamiento ótico, los avances se volvieron estratosféricos. Rodrigo incluso lo pedía: "Ozono, quiero ozono".

El Tropiezo que Nos Abrió los Ojos

Pero la vida tiene formas de probarte. Un viaje al extranjero y un cambio de casa interrumpieron el tratamiento por un mes. El retroceso fue como un mazazo: la verborragia volvió, la desconexión se apoderó de él y los colores que había aprendido se desvanecieron. Tuvimos que subirle la medicación otra vez. Fue duro, pero revelador: el ozono no era un capricho, era su necesidad. Al retomarlo, los beneficios regresaron, y entendimos que, para Rodrigo, este gas es un compañero inseparable.

¿Qué Magia es ésta? Las Bases del Despertar

Como médicos, no podemos solo maravillarnos; tenemos que entender. ¿Cómo puede un gas en el oído cambiar tanto a alguien como Rodrigo? No tenemos certezas absolutas —este caso es un unicornio—, pero aquí van nuestras sospechas:

  1. El Nervio Vago, el Gran Conector: La Dra. Tetiana Bartkhohina sugiere que el conducto auditivo externo está a un suspiro de las ramas del nervio vago, el maestro del sistema parasimpático dice la Dra. Tetiana, otorrinolaringóloga, que el nervio vago sale “al exterior” por el oído.  ¿Y si, el ozono, al rozar esas terminaciones casi superficiales, está mandando señales al cerebro que calman la ansiedad, afinan la concentración y despiertan circuitos apagados? Es como si el oído fuera un atajo al alma.

  2. Oxigenación a lo Bestia: El ozono mejora la microcirculación y doma el estrés oxidativo. En un cerebro marcado por un parto traumático, donde la hipoxia pudo dejar cicatrices silenciosas, esto podría estar reactivando zonas dormidas, como las del lenguaje o la memoria.

  3. Inmunidad en Juego y efecto antinflamatorio: Aquí va una bomba: el ozono es un modulador inmune de primera. Podría estar regulando una inflamación crónica cerebral —quizás ligada a ese parto distócico— que nadie diagnosticó. Al bajar ese "ruido" inflamatorio, el sistema inmune deja de pelear y le da espacio al cerebro para reconectarse, aprender y brillar.

  4. Neuroplasticidad Forzada: Tal vez el ozono, actuando localmente y luego sistémicamente con la vía endovenosa, esté empujando al cerebro a reorganizarse. Es como si le dijera: "¡Despierta, hay trabajo que hacer!".

Una Revolución con Nombre Propio

Rodrigo nos ha demostrado que la ozonoterapia ótica es más que un truco local; es una llave maestra. Sus efectos —calma, conexión, ganas de vivir— son "atómicos", difíciles de encajar en libros de texto, pero imposibles de ignorar para quienes los vemos cada día. No decimos que sea para todos; decimos que es para él, y que merece ser gritado al mundo.

Seguimos con el ozono, más convencidos que nunca. Mientras Rodrigo ata cordones, pide tareas y dibuja con una paz que antes no tenía, nosotros seguimos soñando: ¿qué más puede hacer este gas? Porque si puede abrirle el mundo a alguien que llevaba 44 años esperándolo, entonces el ozono no es solo una terapia. Es un grito de esperanza.

¿Cómo lo explicamos?

Este efecto no puede explicarse en términos de los efectos antibacterianos y antiinflamatorios de la exposición local y no sistémica al ozono en la piel del canal auditivo.

Sin embargo, si recordamos que el conducto auditivo externo es el único lugar del cuerpo donde el nervio vago sale a la superficie de la piel, entonces podemos considerar este método de ozonoterapia desde el punto de vista de la estimulación del nervio vago con ozono.

El nervio vago (X par de nervios craneales) es uno de los componentes más importantes del sistema nervioso autónomo. Su nombre proviene de la palabra latina “vagus”, que significa errante ya que cubre muchos órganos y sistemas, conectándolos en una sola red neuronal. Es el más largo de todos los nervios craneales, se origina en el bulbo raquídeo y pasa a través del cuello hasta el pecho y el abdomen, conectando el cerebro con los órganos internos, incluidas las glándulas tiroides, el corazón, los pulmones, el estómago y los intestinos, el hígado, los riñones y otros órganos. Las fibras posganglionares cortas envían impulsos motores a los músculos lisos de los pulmones, de los intestinos hasta el ángulo esplénico del colon y al músculo cardíaco. Cabe señalar que las fibras simpáticas posganglionares de las células de los ganglios simpáticos paravertebrales también ingresan al nervio vago y se diseminan a lo largo de sus ramas hasta el corazón, los vasos sanguíneos y los órganos internos.


La figura 1 presenta el diagrama anatómico del nervio vago. Muestra su origen en el bulbo raquídeo, paso por el agujero yugular, ramas principales y conexiones con órganos.

DiagramaEl contenido generado por IA puede ser incorrecto.

El nervio vago transmite señales en ambas direcciones: aferente y eferente y contiene fibras sensoriales, motoras y parasimpáticas, desempeñando un papel clave en la regulación autónoma del cuerpo.

Las principales funciones del nervio vago son:

Función sensorial: transmite señales desde los órganos internos al cerebro.

Función motora: controla el movimiento de los músculos de la laringe, faringe, paladar blando, influyendo en la voz y la deglución. Participa en el habla.

La función parasimpática se puede dividir en varias áreas clave: Conexión con el sistema cardiovascular. El nervio vago regula la frecuencia cardíaca, ralentiza el ritmo transmitiendo señales inhibidoras al corazón a través de la acetilcolina. Los quimiorreceptores del ovillo carotídeo participan en la regulación de la tensión de oxígeno en sangre. Los impulsos de los barorreceptores de la pared del globo carotídeo, del arco aórtico y de los cuerpos para-aórticos participan en la regulación de la presión arterial. Y como sabemos, existe una clara conexión entre la hipertensión y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas.

Regulación de la respiración. Participa en el control del ritmo respiratorio e interactúa con el diafragma asegurando su funcionamiento y estimula la contracción de la musculatura bronquial.

Función digestiva. Estimula el aumento de la secreción de las glándulas de la mucosa del estómago y del páncreas, regula la motilidad intestinal y afecta la absorción de nutrientes. Participa en la producción de serotonina, de la cual se sabe que hasta el 90% se produce en los intestinos y afecta el estado de ánimo. Su desequilibrio puede provocar problemas de digestión, síndrome del intestino irritable e incluso obesidad.

Conexión con la inflamación y el sistema inmunológico. El nervio vago regula los procesos inflamatorios del cuerpo a través de la “vía antiinflamatoria colinérgica”. Este mecanismo reduce la hiperactividad del sistema inmunológico y disminuye los niveles de citocinas inflamatorias, lo cual es importante en enfermedades autoinmunes, enfermedades neurodegenerativas (p. ej., enfermedad de Alzheimer) y dolor crónico.

En los últimos años, los datos sobre la influencia del nervio vago en el cerebro, el estado psicoemocional y las funciones cognitivas de una persona se han vuelto cada vez más interesantes. Este efecto sobre el cerebro se puede correlacionar con el estrés y las emociones. El nervio vago está estrechamente conectado con el sistema nervioso parasimpático, que es responsable de los procesos de relajación y recuperación. Ayuda a reducir los niveles de cortisol.

El tono alto del nervio se asocia con un estado de calma, resistencia al estrés y una adaptación social buena. El tono bajo se asocia con ansiedad, depresión e inestabilidad emocional.

Efecto sobre las funciones cognitivas. El nervio vago participa en la regulación de la memoria, la concentración y la velocidad del procesamiento de la información (pensamiento). Esto se debe a su capacidad para regular la liberación de acetilcolina, que juega un papel clave en el funcionamiento del hipocampo, el centro de la memoria y el aprendizaje. 

Podemos reflejar la acción sobre el vago  en varios aspectos:

Impacto en la salud mental. El nervio vago participa activamente en la regulación del estado emocional. Las investigaciones sugieren que la baja actividad del nervio puede estar asociada con los trastornos del espectro autista y el trastorno bipolar.

Así, el nervio vago es un elemento clave que conecta el cuerpo y el cerebro en el llamado eje intestino-cerebro (gut-brain axis), que implica vías neuronales, inmunológicas y endocrinas, regulando muchas funciones, incluida la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración, la digestión, el hambre y la saciedad, y la respuesta inmune. Su trabajo está estrechamente relacionado con el cerebro y afecta las emociones, la cognición y la salud mental, el estado de ánimo general, la concentración y la respuesta al estrés.

La estimulación nerviosa, tanto natural como artificial, se utiliza en el tratamiento de la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Los métodos naturales para estimular el nervio vago incluyen la respiración diafragmática profunda, el yoga y la meditación, bañarse o mojarse con agua fría, cantar, masticar y tragar, actividad física, risa y emociones positivas.

Métodos de estimulación médica:

1. Estimulador del nervio vago implantable (terapia VNS) Se utiliza para tratar la depresión, la epilepsia y el dolor crónico. Mejora la función cerebral, reduce los síntomas de depresión y ansiedad.

2. Estimulación magnética transcraneal (EMT) de áreas específicas del cerebro asociadas con el nervio vago. Se utiliza para los trastornos de depresión y ansiedad, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.

En nuestra opinión, basándose en los resultados de muchos años de uso de la ozonoterapia, así como en la anatomía del nervio vago, la insuflación de una mezcla de gas ozono y oxígeno también puede considerarse como un método para su activación.

 

Como se puede observar, la rama auricular (r. auricularis) inerva parte del oído y del conducto auditivo externo, acercándose muy cerca de la superficie de la piel. 

Para justificar esta hipótesis, hemos realizado una serie de experimentos sobre pacientes a los que administramos ozono por vía ótica y buscamos una respuesta en la tensión arterial. La introducción de una mezcla de ozono y oxígeno en el canal auditivo se llevó a cabo en 12 pacientes con diversas otitis media y 4 voluntarios sanos. Edad media de ellos es 59 años. Son 9 mujeres y 5 hombres cada uno se sometió a 9 procedimientos. En total se realizaron 144 insuflaciones.

Como saben, para insuflar una mezcla de gas ozono y oxígeno en el canal auditivo externo se utilizan los siguientes métodos: introducir ozono con una jeringa, directamente desde el ozonizador con un tubo de plástico o mediante auriculares. De acuerdo con esto, para la insuflación de ozono se utilizaron todos los métodos en los pacientes observados. Se midieron la presión arterial y la frecuencia cardíaca antes y después del procedimiento como los marcadores más convincentes de la activación del nervio vago.

El grupo de control recibió oxígeno.

Los resultados del experimento se presentan en la Tabla 1.

Así, después de insuflar 100 ml de ozono con una jeringa con una concentración de 20 ug/ml, dosis total 2 mg, la presión sistólica disminuyó en promedio 10 mm Hg y la presión diastólica en 5 mm Hg. La frecuencia cardíaca disminuyó en 9 latidos por minuto.

Después de la insuflación de ozono con una concentración de 20 ug/ml, a través de un tubo a una velocidad de insuflación de 0,2 l/min, total 600 ml, durante 3 minutos, dosis total 12 mg, la presión sistólica disminuyó en promedio 13 mm Hg y la presión diastólica en 5 mm Hg. La frecuencia cardíaca disminuyó en 10 latidos por minuto.

Después de la insuflación de ozono con una concentración de 2,0 mg/l a través de auriculares a una velocidad de insuflación de 0,2 l/min durante 3 minutos, dosis total 12 mg, la presión sistólica disminuyó en promedio 11 mm Hg y la presión diastólica en 5 mm Hg. La frecuencia cardíaca disminuyó en 10 latidos por minuto.

Así, independientemente de la técnica de insuflación de ozono en el conducto auditivo externo, se obtuvieron resultados convincentes que demuestran la activación del nervio vago, algo más pronunciada cuando se insufla a través de un tubo.

Un segundo grupo control para asegurar la pureza del experimento, se insufló con oxígeno solo a través de un tubo de un ozonizador, pero con una concentración de ozono en la mezcla de gases de 0 mg/l. La velocidad de insuflación fue de 0,2 l/min durante 3 minutos; la presión sistólica aumentó en promedio 1 mm Hg y la presión diastólica en 3 mm Hg. La frecuencia cardíaca aumentó en 1 latido por minuto.

Así, hemos mostrado de forma convincente que, como resultado de la insuflación de ozono por vía ótica, independientemente del método de administración, se produce la activación del nervio vago, que se expresa por una disminución significativa de la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Pero cuando se introduce oxígeno de forma similar, no se observan tales cambios.

Aunque el mecanismo no está del todo claro, se puede suponer intuitivamente que esto se debe a la capacidad del ozono para reaccionar instantáneamente con dobles enlaces de carbono, presentes en todos los ácidos grasos, comenzando por los presente en la albumina y la siguiente formación de compuestos que activan componentes en las membranas celulares que ponen en regulación, activación o  modulación diversos sistemas de defensa al señalizar a los diferentes factores de transcripción que al emigrar al núcleo desencadenan todos los mecanismos que posee el ozono y que actuarán sobre todos los sistemas y órganos. 

Conclusiones

Se puede considerar demostrado que la introducción de la mezcla gas oxígeno-ozono en el conducto auditivo externo mediante cualquiera de los métodos propuestos provoca la activación del nervio vago. Y aunque aún no se han dilucidado los mecanismos sutiles de los efectos del ozono a nivel celular y molecular con esta técnica de ozonoterapia, se puede recomendar para el tratamiento de una amplia gama de patologías, más cuando aceptamos que la ozonoterapia se ajusta a la premisa básica para cualquier profesional de la medicina: primun non nocere. La ozonoterapia es un tratamiento que en la práctica carece de efectos secundarios de entidad.

Corolario

El nervio vago es un elemento clave del sistema nervioso autónomo. Controla funciones vitales: frecuencia cardíaca, respiración, estado psicoemocional y también juega un papel clave en los procesos cognitivos. Su alta actividad ayuda a reducir los niveles de estrés, mejorar la función cerebral y regular los procesos inflamatorios. La estimulación del nervio vago puede ser un tratamiento eficaz para la depresión, la ansiedad y el deterioro cognitivo.

La insuflación de una mezcla de ozono y oxígeno en el conducto auditivo externo es esencialmente uno de los métodos para estimular el nervio vago 

 Junto con su ya conocido efecto antiinflamatorio y antibacteriano, permite recomendarlo para el tratamiento de una amplia gama de patologías. 

Esto no sólo curará la otitis media y las enfermedades inflamatorias crónicas, sino que también mejorará el bienestar, ayudará a desarrollar la resistencia al estrés, la estabilidad emocional y mejorará las capacidades cognitiva. 

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